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¿Sabes qué factores debes tener en cuenta a la hora de comprar tu protector solar? Es conveniente que la crema que elijas te proteja contra los rayos UVA y UVB. Podrás encontrar esta información en el envase, por regla general rodeada de un círculo.
El factor de protección solar o SPF (Sun Protection Factor) también lo puedes encontrar como FPS y es un dato importante a tener en cuenta junto con el índice de radiación, que en España se sitúa entre un ocho y un nueve durante la época estival.
Cuando vayas a elegir tu protector solar también deberás fijarte en el fototipo, el cual indica una mayor o menor probabilidad de sufrir quemaduras solares según nuestro tono de piel.
Existen un total de seis fototipos, aunque en el territorio español los más comunes son el tres y el cuatro, que corresponden a pieles que se broncean más o menos rápido.
Para estas características se recomienda emplear un producto con un factor de protección alto o muy alto, del 25 al 50.
¿Cómo debería ser tu protector solar?
Los protectores solares nos protegen gracias a los filtros solares que contienen, que pueden ser de tres tipos distintos:
Filtros químicos
Absorben la energía de la radiación solar y la transforman en calor. Son sustancias permitidas pero pueden estar clasificadas como disruptores endocrinos, ya que pueden actuar imitando a los estrógenos y esto es nocivo para nuestra salud.
Como ejemplo de filtro químico encontramos la benzofenona o el ácido cinámico.
Filtros físicos o minerales
Se trata de compuestos minerales que reflejan y dispersan la radiación solar. Son el óxido de zinc y el dióxido de titanio.
Permanecen en la piel pero no se absorben, actúan como una barrera para los rayos solares y nos protegen en cuanto aplicamos la crema.
En el caso de los filtros químicos debes esperar unos 20 o 30 minutos antes de la exposición solar. Cabe señalar, asimismo, que estos filtros son respetuosos con el medio ambiente.
La única “desventaja” de los filtros físicos es el efecto blanco que pueden dejar en la piel, aunque los fabricantes han mejorado mucho este aspecto.
Si tu crema deja el efecto blanco, un truquito es ir aplicando el protector solar en pequeñas cantidades y extenderlo muy bien.
Filtros biológicos
Se pueden definir como sustancias antioxidantes que protegen de la radiación solar. Algunos ejemplos de filtros biológicos son el aceite de jojoba, el aceite de oliva, el aceite de aguacate o el aloe vera, entre otros.
Por otra parte, que una crema indique “Resistente al agua” significa que nos protege de los rayos solares dentro del agua, pero una vez fuera, al secarnos, debemos volver a aplicar la el protector solar para poder obtener excelentes resultados.
Recuerda que no es recomendable utilizar el mismo protector de un año a otro debido a que, al estar abierto, pierde sus propiedades y su función protectora.
El tiempo que puede estar abierto sin perder sus beneficios viene indicado en su envase, con un dibujo de un tarro y acompañado de uno o dos dígitos seguido de la letra M (meses).
Se recomienda utilizar el fotoprotector durante todo el año, tanto en verano como en inverno e, incluso, si el día está nublado.
Si quieres proteger tu piel de los rayos solares también será importante que evites tomar el sol en las horas centrales del día y que uses un sombrero y unas gafas de sol.
Lo ideal sería emplear un fotoprotector con filtros físicos entre un 25 y un 50 FPS y si, además, contiene filtros biológicos, mucho mejor porque hidratarán y cuidarán aún más la piel.
Si quieres cuidar el rostro y el cuerpo y potenciar su belleza puedes combinar el uso de un protector solar de calidad con algunos tratamientos centrados en broncear la piel sin sol.
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